Dice Bill Gates: "la información es poder"
Desde tiempos inmemoriales, tener la información justa en el momento oportuno ha significado ‘poder’ y solamente las personas o grupos de personas (nobles, iglesia, guildas y más adelante, empresarios, gobiernos) que se podían permitir financiar ese intercambio de información disfrutaron de ese privilegio.
Es solamente a partir del final del siglo XIX, principios del XX, con la democratización de los medios de comunicación, como las cartas, el telégrafo, y el teléfono, que se fueron armonizando las infraestructuras que dieron lugar a una educación uniforme y global, y a un mejor movimiento de las mercancías y personas.
Más allá de la buena circulación de aquella información, fue el tiempo de transmisión el que facilitó el crecimiento de la sociedad. A tiempo más corto (menor periodo de latencia), más crecimiento económico e individual.
Ese efecto se evidenció muy claramente en Estados Unidos a finales de siglo XIX en los sectores financieros. Y fue esa revolución silenciosa la que llevó al nacimiento del famoso ‘Wall Street’ que conocemos hoy en día.
Esa misma circulación de información permitió al mismo tiempo igualar en todas las zonas de una sociedad determinada las condiciones de vida o de trabajo y, a partir de esa base, crear la educación adecuada para enriquecer a cada individuo, fenómeno que contribuyó al bienestar de la sociedad.