Procuren siempre no sustituir las ideas de los autores que interpretan por las suyas propias (nunca hacerles decir lo que no dicen), así como no precipitarse a juzgarlas sin haber previamente realizado un esfuerzo por comprenderlas:
•El texto de lectura común obligatoria debe ser respetado, esto es: muy atenta y cuidadosamente leído, sometido a reflexión y análisis, y la doctrina que allí se expone debe presentarse en su mejor forma.
•Probablemente las opiniones del autor se harán así más fuertes y convincentes, un objeto más digno de estudio para sucesivas generaciones de estudiantes, inclusive, como nosotros, muchos siglos después de formuladas.
•Pero siempre hay que estar atentos a lo que el autor realmente escribe, dice (y nunca limitar nuestra atención exclusivamente a los comentarios ni a los apuntes).