Hobbes en relación a lecturas posteriores

Hobbes en relación a lecturas posteriores

de Rodriguez Arturo -
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Hobbes suele ser opuesto a pensadores como Locke, haciendo del primero el teórico del poder político ilimitado y del segundo el defensor de las limitaciones del poder político. 

Si bien no se puede negar algún mérito en esta distinción (que en parte se explica en la muy diferente concepción de ellos sobre la soberanía), lo cierto es que el problema esencial sigue siendo el mismo para Hobbes y para los liberales (que se consideran a sí mismos como continuadores o sucesores de Locke): garantizar a los individuos el ejercicio pacífico de su libertad razonable. 

Hobbes cree que este problema solo puede resolverse otorgando un poder ilimitado al Estado. Los liberales, por otro lado, sostienen que al Estado solo se le debe dar el poder que realmente necesita para realizar su función, y nada más (pero, les preguntaría Hobbes: ¿Quién puede y debe determinar lo que realmente necesita y en cada situación?).

La oposición entre Hobbes y Locke, en todo caso, no está en el nivel de los objetivos que procuran y para los que, los dos, legitiman al Estado. Ambos quieren una sociedad en la que los individuos puedan ejercer pacíficamente su libertad, sin poner en peligro la “seguridad de la asociación”, evitando volver al (o caer en) estado de naturaleza.

En una enciclopedia del pensamiento político, publicada en New York en el primer año del corriente siglo, se nos recuerda que: “los modernos conceptos de individualismo, derechos, libertad, gobierno por consentimiento y contrato social comienzan con la filosofía de Hobbes. […] La teoría política de Hobbes cayó pronto en desgracia, pero sus premisas materialistas continuaron orientando al liberalismo democrático y las ciencias sociales conductistas”.